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Los Hinojosa: una familia que conjugó el mundo del derecho con la cocina

Los Hinojosa: una familia que conjugó el mundo del derecho con la cocina

Hay profesionales que buscan practicar en sus tiempos de ocio disciplinas artísticas, deportivas y lúdicas como una forma de hacer una pausa en el trajín diario para explorar nuevos conocimientos y sensaciones.

Este es el caso de los Hinojosa, una familia que fusionó los valores de la justicia en el ejercicio diario de la abogacía con una afición creativa como la cocina. Es la historia de un padre y una hija que comparten pasiones para llevar adelante sus proyectos de vida.

Así lo aprendió Sofía - 26 años, abogada egresada de la Universidad Santo Tomás de Aquino-  de su papá, Carlos, también abogado y comerciante gastronómico de extensa trayectoria.

La joven contó a Abogados Tucumán que egresó de la carrera en 2017 y que eligió seguir los pasos de su padre “porque siempre soñé aprender y trabajar con él, tanto en el estudio jurídico como en la cocina. Algo que es natural en casa”.

“Trabajo con mi papa en el estudio. Nos especializamos en accidentes de tránsito. Le sigo los pasos en todo. Hago todo lo que me pide trabajando en los pasillos de Tribunales, presento escritos y reviso expedientes” y dice Sofía que su papá fue desde su adolescencia una guía que la ayudó a elegir sus preferencias.  

La abogada contó que la cultura gastronómica fue adquirida de forma espontánea en su casa. Su papá fue propietario del reconocido local de empanadas La Oma y que, cuando se independizó, decidió emprender el mismo camino a través de un establecimiento de repostería propio para buscar “un cable a tierra” que le sirviera para desconectarse de las tareas en el estudio.

“Comencé con la pastelería porque necesitaba un ingreso fijo. Hago panificables dulces, tortas y tartas. Me apasiona cocinar. Es algo que hago sin esfuerzo. Lo hago desde que me mudé y me independicé”, así lo explica cuando se refiere sobre su emprendimiento: Cositas Dulces Sofi Repostería Creativa, que se promociona por Facebook e Instagram.

-“Inicié el emprendimiento pidiéndole algunos consejos a mi papá, pero el resto lo hice sola. Me pude autofinanciar para armar mi cocina”.

Este oficio no es ejercido sólo por una necesidad económica. Es claro que su labor principal es la práctica profesional del derecho pero la cocina la ayuda a  hacer algo creativo con las manos. Pensando -quizás- la cocina como una manifestación artística.

 Me gusta variar. Una cosa es la profesión que es el día a día. Otra cosa es el emprendimiento que es algo que hago por gusto. Me divierte jugar con la decoración, los sabores y la prolijidad. Muchos se quejan de cocinar, pero yo lo hago con satisfacción”, dice la chica, que contó que la base de este oficio también lo heredó de su mamá, Claudia, y su abuela, Elba, dos maestras pasteleras que le legaron recetas únicas.  

Al ser consultada por sus recuerdos en sus años de cursado, contó: “ser estudiante fue una etapa muy linda. Tuve materias difíciles pero siempre pensé en ir para adelante. Mientras más avanzaba, más cabeza le ponía a la carrera. Hay dos materias que me gustaron mucho: Derecho Administrativo y Concursos y Quiebras. Ambas asignaturas en las que tuve excelentes docentes que ayudaron a que uno se comprometa mucho con la materia”.

Militar de carrera, empresario gastronómico y abogado

Carlos Hinojosa tiene 54 años y nació en Salta. Es abogado y procurador. Se recibió en el 2005 en la Facultad de Derecho de la UNT, luego de haber pasado por una fructífera carrera en las fuerzas armadas, tras egresar del Colegio Militar de la Nación, donde cursó estudios en el Palomar, Buenos Aires. Antes de ejercer el derecho fue martillero público y trabajó en empresas de seguros.

El ex alumno del Colegio Nacional de Salta contó que eligió ser militar, fruto del fuerte sentimiento patriótico que desarrolló en su juventud, tras la guerra de Malvinas, cuando muchos de sus amigos mayores y padres de jóvenes allegados viajaban al conflicto en el Atlántico Sur.  

Una vida hacendosa que lo involucró con el estudio del derecho porque, dice, “siempre pensé en llevar justicia a los demás. Siendo militar y antes de dejar la fuerza, me puse a  estudiar en la Facultad de Derecho”.

El abogado expresó que en su estudio se dedica a atender casos de daños y perjuicios, causas penales y accidentes viales. Esto último, “porque durante el transcurso de mis estudios de grado trabajaba como perito en una compañía de seguros haciendo dictámenes de responsabilidad. Tarea que pude desarrollar gracias a mi formación militar”.

Carlos dice que su referente en el mundo jurídico fue Raúl Tejerizo, profesor de Introducción al Derecho: “lo admiraba por su forma de trabajar. Fue consultor mío en muchas causas. Era una persona correcta y seria”.

Del mundo militar a los bares

“Cuando era joven, con 27 años, del 92’ al 95’, fui copropietario de Overol Disco Pub. Boliche que estaba ubicado en Catamarca 719. Fue una hermosa experiencia que me abrió el camino para los emprendimientos gastronómicos”,  dice.

Hinojosa explicó que la afición por la gastronomía comenzó a raíz de su buen apetito: “siempre me gustó comer bien” y recordó que gracias a un amigo, Daniel  Rodriguez, con el que compartía almuerzos y cenas semanales, “surgió la idea de abrir un negocio juntos estando mi amigo desempleado. Como hacíamos las mejores empanadas del mundo se nos ocurrió poner el negocio La Oma, en el 2003, en la calle Lamadrid 561, donde actualmente continúa en funcionamiento bajo la atención de sus hijos”.

Aunque ya no es propietario de este local, Carlos continúa en el rubro gastronómico con un local donde fabrica sánguches artesanales de miga triples y especiales; y presta servicios de cocina para eventos. Emprendimiento que lo administra junto a su pareja Viviana.

“Cocinar es una cuestión de gusto, porque todos en casa somos de buen comer y buen servir. Al margen de que es un pasatiempo, lo tomamos con cariño” y observa que el ejercicio conjunto de la abogacía y la gastronomía “no son excluyentes. La supimos sobrellevar para convertirlo en un proyecto familiar”.
Sobre Sofía, Carlos reconoce la importancia de que los hijos sepan emprender un camino propio y mejor aún si es que en su elección, toman en cuenta los ejemplos aprendidos en el hogar: “mi hija vio el trabajo que uno hacía. Hablamos mucho del mundo del derecho. Cuando tomó la decisión, optó por seguir mis pasos porque le gustaba y leía mis trabajos”.

Así, Carlos trasmitió sus pasiones a su hija: “ella pudo elegir este camino y me parece perfecto que tenga estos interesas. Siempre hay que hacer lo que a uno le gusta”.  



Fuente: Abogados Tucuman